Miriam Salas

Mujer, con un proyecto bonitísimo que une la tradición familiar del cultivo de almendras, con su evolución hacia el cuidado personal desde lo natural y puro, que es el aceite de almendras.

Cada año, en la floración de los campos de almendra ella ve y siente la esencia de lo que quiere transmitir con su proyecto. Natural, puro, esencial, cuidado.

Y cada año intentaba atrapar sin éxito, en fotografía, todo ese sentir para conectarlo con su producto.

Esta fue una sesión muy especial. Conectamos entre nosotras y con la naturaleza. Nos dejamos llevar por la música y sentimos la fuerza de lo femenino y creemos en la pureza de su proyecto. Nos descalzamos y sentimos la tierra en los pies, el sol en la cara. Toda una catarsis para los sentidos que sirvió para poner imagen a las emociones y palabras a la comunicación.